El arte circense ya no es sólo de circos

Si bien el arte circense durante mucho tiempo sólo lo podían apreciar quienes asistían a los circos, ésta modalidad ha cambiado y se ha vuelto muy popular en parques, avenidas y calles al rededor del mundo.

El arte circense es todo tipo de espectáculo artístico realizado por personas, mostrando sus habilidades en malabarismo, acrobacia, contorsionismo y otras prácticas corporales.

Fue conocida primeramente bajo las carpas de los circos, dónde los acrobatas y malabaristas realizaban trucos para sorprender y motivar a la gente. Ahora este arte se ha desplazado a las calles de las ciudades, donde muchos jóvenes principalmente aprovechan sus habilidades para ganar dinero y reconocimiento.

Las acrobacias son todo lo que implica andar con la manos, además se necesita agilidad, coordinación y equilibrio para esta práctica.

El malabarismo es el arte de manipular y ejecutar uno o más objetos a la vez volteándolos, manteniéndolos en equilibrio o lanzándolos al aire, sin dejar que caigan al suelo, requiere de mucha concentración.

El contorsionismo es quizá una de las artes más díficiles y menos accesibles para los que aman este tipo de arte, ya que consiste en la práctica de ejercicios en las que las personas elásticas o altamente flexibles adaptan sus cuerpos a posturas con niveles altos de dificultad y casi imposibles a la vista del público.

 Estas son las más populares e impresionantes del arte circense, sin embargo existen muchas otras como la cuerda floja, la ventriloquía, zancos, tragafuegos, trapecistas, payasos, magos y muchos más que como lo dije anteriormente, no sólo los podemos apreciar en los circos, sino también en muchos lugares públicos.

Ya han sido culturalmente aceptados y en cualquier lugar que se presenten son admirados por la gente. En nuestro país podemos encontrar jóvenes practicantes de este arte principalmente en semáforos o parques importantes de la ciudad, dónde además de entretener a las personas, ganan dinero que los ayuda a solventar sus gastos.

Considero en lo personal, que las avenidas de las grandes ciudades resultarían más interesantes y amenas si pudieramos encontrar en ellas actores, músicos, artistas circenses, pintores, titiriteros y demás "profesionales de la imaginación".